Aquí les presentamos los edificios de la Ciudad. Construcciones maravillosas, potentosas; pero también misteriosas. ¿Conocen estas propiedades? ¿Conocen que historias las rodean? ¡Empecemos entonces!
"No hi ha somnis impossibles"
Aquí estamos hablando de
una de las cúpulas más bellas de la ciudad. La monumental cúpula ubicada en lo
alto del edificio realizado por el ingeniero y arquitecto argentino Enrique
Rodríguez Ortega, en Avenida Rivadavia y Ayacucho. La misma está cubierta por
novecientas cincuenta y dos piezas de vidrios espejados.
El edificio que corona fue
construido en 1907 para ser utilizado como alquiler de habitaciones. En su
interior tiene una planta baja y entrepiso ocupado por un gran local de
comercio, además de tener cuatro pisos de departamentos y una terraza que mide
350 m2. Las estructuras de hierro de la terraza y sus ornamentos son réplicas a
escala de la Puerta del Dragón de la Finca Güiell y de la Casa Battló de Barcelona, España.
Lo curioso es que esta cúpula se divide en tres niveles: la parte baja está compuesta por una gran recepción con tres ventanas que miran hacia la esquina. En el siguiente nivel hay un gran dormitorio; y el último tiene un telescopio de grandes dimensiones para la observación estelar.
Esta cúpula fue abandonada
y expuesta al deterioro que causa el paso del tiempo, y "corrió grave
riesgo de desaparecer hasta que, en 1999, el 4º piso (que incluía la propiedad
de la terraza y la cúpula) fue adquirido por una empresa dedicada a la
restauración, que procedió al recupero del inmueble".
Información extraída https://www.facebook.com/media/set/?set=a.503927812988471.1073741833.296069107107677&type=3
Cuando
la restauración fue terminada, los arquitectos colocaron en catalán la frase
“No hi ha somnis impossibles” (No hay sueños imposibles”, en homenaje a Gaudí.
La casa del árbol olvidado
http://curiosidadesrhmbuenosaires.blogspot.com.ar/2010/04/la-casa-del-arbol-olvidado.html |
Hay una casa en el barrio
de Villa Crespo, en la Avenida Scalabrini Ortiz 1353, que tenía un árbol que
nacía dentro del edificio y se dirigía hacia fuera del mismo, buscando la luz
del sol.
Nadie sabe por qué estaba
allí el árbol: hay quienes creen que había un ficus plantado y, sin tener
ningún cuidado de sus propietarios, fue tomando gran dimensión. Algunos
barrotes estaban incrustados en el tronco, formando parte del mismo
árbol.
En 2010, el árbol fue
cortado y la ventana, tapiada.